diumenge, 12 d’abril del 2015

1665-Los partidos, jueces y parte

LOS PARTIDOS políticos decidieron lo que, a costa del dinero público, iban a co­brar por su participación en las eleccio­nes andaluzas. Ni siquiera se ha tenido el rubor de que una instancia «indepen­diente» estableciera la rapiña. La Junta de Andalucía acordó subvencionar a los partidos políticos con 0,82 euros por vo­to recibido. A esa cantidad hay que su­mar 0,35 euros, con variantes según el partido, por cada uno de los 6.286.917 electores en concepto de envío de propa­ganda; y, finalmente, 22.299 euros por escaño obtenido. El saqueo de las arcas públicas se eleva para el PSOE Andalu­cía a un total de 4.424.953 euros que el partido percibirá cada año que dure la le­gislatura. Si a eso le unimos los sueldos de los diputados, los viajes gratis total, las dietas y un sinfín de prebendas, en­tenderemos mejor la indignación de la ciudadanía, que es la que paga la insacia­ble codicia de la clase política española. El «ande yo caliente e indígnese la gen­te» se lo pasan airosamente los partidos por el arco triunfal.
En las elecciones generales de 2011, los líderes políticos decidieron lo que iban a ingresar a costa del dinero público. Jueces y parte en el saqueo, establecieron las siguientes subvenciones: 0,83 euros por cada uno de los votos al Congreso; 0,33 euros por cada sufragio al Senado; 0,22 euros por cada elector; y 21.633 eu­ros por escaño obtenido en el Congreso y en el Senado. Durante el tiempo que du­ra la legislatura, los partidos cobran esas cifras cada año. Hay que sumar también los sueldos de los diputados y senadores, las dietas, los viajes gratis total y el rosa­rio interminable de las prebendas que se otorgan a sí mismos los políticos por sa­crificarse en el servicio a la patria.
En el año 2011, el PP gastó 133.398.210 de euros e ingresó a través de las cuotas de los afiliados 12.303.879. Más del 90% del derroche se hizo a cargo del dinero públi­co. Manda huevos, que diría un ilustre po­lítico especializado en Shakespeare, el au­tor de El sueño de una noche de verano -no se refería a la democracia española-, que escribió: «Ser honrado, tal como anda el mundo, equivale a ser un hombre esco­gido entre diez mil». Y también: «Algunos nacen grandes, algunos logran grandeza, a algunos la grandeza les es impuesta y a otros la grandeza les queda grande». Lo que caracteriza a las clase política españo­la no es, por supuesto, la grandeza, tampo­co la corrupción. Es la mediocridad. Podría citar a varios ministros y ministras de los Gobiernos democráticos que no hubieran sido admitidos ni como auxiliares de redac­ción en los periódicos nacionales.
Falta una consideración: la subvención recibida por el PSOE, el PP y los otros par­tidos en las andaluzas no es incompatible con la que recibieron y siguen recibiendo por las elecciones generales de 2011. Se suman las cantidades, como se sumará el maná que caerá del cielo, en generosa ma­mandurria, tras las elecciones autonómicas y municipales del 24 de mayo. Todo es po­co para la voracidad de los partidos políti­cos, que se regenerarían democráticamen­te si aprobaran en el Congreso de los Dipu­tados una ley que estableciera: «Ningún partido político, ningún sindicato, podrá gastar un euro más de lo que ingrese a tra­vés de las cuotas de sus afiliados». Pero eso sí que es el sueño de una noche de verana

Luis María Anson, de la Real Academia Es­pañola.

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