dimarts, 13 d’octubre del 2015

2100-EL BIPARTIDISMO AMENAZADO

HACE TRES años, Mariano Rajoy debió proceder a la reforma de la ley electoral en consenso con el Partido Socialista Obrero Español. No lo hizo porque quería estable­cer el principio de que gobierne el que ga­ne y los socialistas no estaban de acuerdo. El presidente popular pudo aceptar la fór­mula del sentido común que es la doble vuelta para las elecciones autonómicas y municipales. No lo hizo por consejo de Pe­dro Arrióla, que es hombre muy seguro en sus errores. Y el batacazo de la primavera pasada fue de primera magnitud. El Parti­do Popular lo perdió casi todo porque el vencedor de las elecciones no es el que ga­na sino el que gobierna. Con la doble vuel­ta, Mariano Rajoy hubiera conservado el 60% del poder autonómico y municipal; el PSOE estaría en el 30% y Ciudadanos y Podemos habrían desaparecido.
En lugar de eso hemos asistido al chan­taje implacable que los dos partidos mino­ritarios han ejercido sobre los dos mayoritarios. Y lo que es más grave para PP y PSOE: tanto Podemos como Ciudadanos van a jugar un papel relevante en las elec­ciones generales del 20-D. Los «frikis» de Podemos y los «insignificantes» de Ciuda­danos, según la arriólica definición, se dis­ponen a escalar altas cotas de poder.
Y todo ello en medio de una considera­ción general sobre la bondad del multipartidismo y la conveniencia de aplastar el bipartidismo, ese bipartidismo que ha dado a España tres largas décadas de libertad y prosperidad. La experiencia democrática del último siglo demuestra a las claras en las democracias occidentales, salvo algu­na excepción menor, que la gobernabilidad de una nación está en función de la al­ternancia de dos grandes partidos. Char­les De Gaulle estableció la doble vuelta para superar el caos de la IV República, que se hizo ingobernable. La ley D'Hondt se ha establecido para favorecer a los dos partidos mayoritarios y evitar el colapso producido por la atomización de los resul tados electorales. Es verdad que en las úl timas elecciones generales al PP le costó 40.000 votos el diputado y a IU, 300.000. Pero la ley D'Hondt es una fórmula que fa­cilita la gobernabilidad aunque ofenda a los minoritarios. En Grecia, incluso, se otorga al partido vencedor la prima de 50 diputados para garantizar una goberna­ción estable.
En las grandes naciones, desde Esta­dos Unidos a Alemania, desde Japón al Reino Unido, el bipartidismo es un hecho Ciertamente existen terceros partidos que condicionan los posibles abusos de los vencedores, pero está claro que un sistema proporcional sin correctivos ter­mina por hacer imposible gobiernos ra­zonables y estables.
Gane quien gane las próximas eleccio­nes, se impone, según la opinión de mu­chos, una reforma de la ley electoral que robustezca el bipartidismo e impida por lo menos a escala autonómica y munici­pal los chantajes corrosivos a los que he­ mos asistido en los últimos meses. Hoy por hoy no  es políticamente correcto de­cir esto porque la voracidad económica y las corrupciones tanto del PSOE como del Partido Popular han provocado en la opinión pública el asco generalizado. Sin embargo, la Historia ha dado suficientes lecciones a lo largo del siglo XX y Espa­ña no debe caer en la trampa de la estéril fórmula proporcional.


I.uis María Anson, de la Real Academia Española.

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