divendres, 13 de novembre del 2015

2197-LA ESTRATEGIA DE RAJOY

«Artur Mas está  arrastranado la Presiden­cia de la Generalitat por los suelos y ha de­jado a Cataluña fuera de la ley», comentó Carme Chacón. La está arrastrando por el Parlamento de Cataluña, que nació en el siglo X, y que está considerado por los li­berales ingleses como modelo de parla­mentarismo medieval. Ayer, ese Parlamento le negó por segun­da vez el apoyo al candidato, mientras Mariano Rajoy prome­tió no mirar hacia otro lado y dar una respuesta prudente y proporcionada a la revuelta separatista. El estilo del presiden­te rompe los nervios, no sólo de sus adversarios, sino de los cuadros de su partido. La intranquilidad por lo que ocurre en Cataluña provoca angustia. La parsimonia de Mariano Rajoy -que algunos miembros del PP llaman inmovilismo- divide a los políticos del partido de la mayoría y provoca escenas de ca­nibalismo entre los separatistas. Ayer, los más radicales de la CUP volvieron a señalar a Mas como el apestado del Procés. Todo indica que habrá que esperar al año que viene para inten­tar la investidura. Los nacionalistas que habían hecho de Cata­luña el principado del guinde y del choreo se disfrazaron de independentistas para huir de los fiscales, fracturando el país; pero lo peor que podría ocurrir es que la respuesta al desafío fuera apresurada, desmedida o brutal. Hasta ahora sólo nos he­mos enseñado las uñas, sin mover el sobaco.

No hay planes de ocupación, como ocurrió en 1934 cuando se decretó el Estado de Guerra cuando Lluís Companys pro­clamó el Estado Catalá y por ello fue detenido. Ya no hay ge­nerales africanistas como Yagüe para llevar los tanques; ni in­telectuales como Giménez Caballero, que después de la en­trada de las tropas de Franco cantó La maté porque era mía. Lento, indeciso, abúlico, tardío, dejando que las cosas se arre­glen solas, El hombre impasible -como lo dibujó Graciano Pa­lomo en su biografía- Ies ha cogido el sitio a los nacionalistas catalanes. Con su concepto del centro perezoso, su capacidad de resistencia, su cordura, su paciencia pa­ra aguantar lo que le echen, está siendo le­tal para los amotinados. Tratará de evitar !a aplicación de! artículo 155 y evitará sus­pender la Autonomía de Cataluña.  Aunque no todo el mundo lo cree, él di­ce que piensa muy bien lo que tiene que hacer. Piensa -contra todas las fuerzas de la costumbre- en un país de «Esto lo arreglaría yo...». Algunos de sus asesores me dicen: «Siempre que se toma la acción, se consigue algo. Rajoy ha empezado a tomar medidas dejando su sorna de que las cosas se arreglan solas».

Ni siquiera en su partido -con la excepción de Cristina Cifuentes y pocos más- se ha declarado que la estrategia de Rajoy ante el desafío era la acertada. Las acciones en Cataluña deben de tener grandeza, prudencia, proporcionalidad y causar el menor daño posible con lo que se haga. La habilidad, la constancia, la autoridad, virtudes maquiavélicas que aconseja El Príncipe, libro de es­tilo de los políticos, son necesarias en este momento. La ob­sesión de Maquiavelo también era la unidad de Italia frag­mentada en repúblicas, ciudades-estado y ducados.


RAUL DEL POZO

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