dijous, 24 de març del 2016

2573-LA ESPAÑA ASQUEADA

LEOPOLDO Calvo Sotelo fue el más cul­to de los presidentes de Gobierno de la democracia española, el más trabajador, el más ordenado, el que se fortalecía escu­chando la música de Wagner. Al constatar que el péndulo político oscilaba hacia la izquierda quiso contrarrestar su movi­miento fortaleciendo en el Gobierno de UCD posiciones socialdemócratas. Se equivocó. El centro derecha español se sumó en bloque a Alianza Popular y el partido ucedista pasó de 165 escaños a 12, hecho sin precedentes en la Europa de­mocrática.
Mariano Rajoy ha creído que su esplén­dida gestión económica, tras evitar el res­cate, reducir la prima de riesgo, disminuir el déficit y rebajar el paro era suficiente para su reelección. Se equivocó. El centro derecha español prefiere la unidad de Es­paña al bienestar económico. Y quiere además que su Gobierno respete el huma­nismo cristiano, la propiedad privada y la sociedad de libre mercado. Cerca de cua­tro millones de votantes abandonaron el Partido Popular de Rajoy por su lenidad en la acción política, instalándose en la abstención o robusteciendo a Ciudadanos, ya que Albert Rivera ha mantenido siem­pre una posición firme y coherente frente al órdago secesionista catalán.
Por su parte Cristóbal Montoro ha res­tado el voto de muchos millares de simpa­tizantes del PP que rechazan su política fiscal considerándola una agresión a la propiedad privada. Solo las familias fran­cesas y belgas, por ejemplo, con una car­ga del 36,75% y del 36,11% superan la fis- calidad que soporta la familia española, el 34,43%. Incluso Suecia y Alemania están por debajo de España, tan lejos por cierto nuestra nación de Inglaterra con el 5,65%, Luxemburgo con el 5,85%, Dinamarca con el 9,09% y Holanda con el 11,61%. Y eso para no hablar del 21% de IVA que hay que pagar para ver una obra de Calderón o Buero Vallejo, mientras a la por­nografía se la grava con el 3,2%.
No es verdad que el PP ha ganado las elecciones del 20-D. En el sistema parla­mentario, salvo mayoría absoluta, vence el partido que suma más escaños. Mariano Rajoy no ha podido añadir a sus 123 dipu­tados ni siquiera el de Coalición Canaria. Pedro Sánchez cuenta con 131 y trabaja aceleradamente para sumar al PNV y a Compromís y a IU. Total 143 síes frente a los 142 noes del PP DiL, ERC y Bildu lo que le da­ría la investidura, si Podemos aceptara la abstención. Una pirueta de circo, en fin, acariciada por algunos sectores socialistas a los que no gusta la verdadera preferencia de Pedro Sánchez: el Frente Progresista, es decir, el Frente Popular, la alianza del PSOE con los dos partidos comunistas, Podemos e IU, más la suma del PNV y la abstención de los nacionalistas catalanes.
España contempla asqueada cómo se im­pone el interés personalista o el partidista sobre el general. Instancias importantes na­cionales e internacionales, tanto políticas como económicas, creen que la mejor for­ma de evitar nuevas elecciones sería que a los 131 diputados con los que cuenta Sán­chez se sumara la abstención de los 123 del PP pero Rajoy todavía continua enrocado sin darse cuenta de que si se levantara la piel del cuerpo español se vería grabada en la carne viva la palabra asco. Asco por una clase política que lleva muchas semanas de­gradándose ante el pueblo español.

Luis María Anson

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