La furia iconoclasta sobre los
símbolos que no son gratos a Colau y su grupo, como la eliminación del busto
del rey en el Ayuntamiento, cambios de nombres de calles de Barcelona, y ya
veremos qué nuevos temas irrisorios irán
apareciendo y que, por lo que se ve, son las máximas prioridades a resolver por
este consistorio, y que constituyen, al parecer, los temas de máximo interés para
los ciudadanos de la Ciudad Condal (¿o
esto no se lo preguntan a ellos si lo quieren o no?). ¡Como si a los
barceloneses les importara mucho o poco que hubieran bustos y retratos de
personalidades en el Ayuntamiento!
¿Y los cambios de nombres de
calles? ¿Saben los problemas que acarrea a los comercios de esas calles, que
deben cambiar, páginas web, impresos y documentos oficiales, etc. ocasionándoles
unos gastos totalmente innecesarios? ¿Y las escrituras que deberán cambiarse también
para reflejar la dirección real de pisos y locales de sus propietarios? Más
gastos notariales innecesarios para contemplar la nueva dirección.
De todas maneras, si tanto empeño
tiene en cambiar algún nombre, que empiece cambiando el de Pau Claris, 39è
president de la Generalitat de Catalunya, organizador de la Revuelta Catalana
de 1640, al proclamar la República Catalana en los tiempos complicados de la
guerra entre Felipe IV de España y el rey de Francia Luis XIII. Esta rebelión
catalana fué sofocada mediante el tratado de los Pirineos por el que Felipe
IV cedió a Francia el Rosellón, el Conflent, el Vallespir y
una parte de la Cerdaña. ¿Se hubieran cedido estos territorios a Francia, de
no mediar la torpe actuación de Pau Claris, incapaz de prever las consecuencias
de su decisión? ¡Seguro que no! ¡Y todavía algunos sectores consideran a Pau
Claris un “padre de la Patria”! Por todo esto, sra. Colau, si tanto empeño
tiene en cambiar nombres de calles, haga el favor de retirar el nombre de la
parte de la Via Layetana llamada Pau Claris (que podría seguir llamándose Via
Layetana, como antes de otro interesado cambio de nombre), así como todos los
bustos y estatuas que de este personaje existen en Barcelona, por ejemplo en el
Parque de la Ciudadela.
En su defecto, empiece por poner UN NÚMERO a las calles y, si se
quiere, acompañado de un nombre. Así, con el transcurso del tiempo y atendiendo
a las neuras particulares de los sucesivos ocupantes del consistorio, podrá
cambiarse el nombre una y otra vez, pero el número permanecerá inamovible, y no
se ocasionarán gastos estúpidos a los propietarios de los inmuebles afectados.
Jordi Pi Solsona
(el fill del meu pare)
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